Una sonrisa era tan vital como la vida, era tan incandecente como el fuego, tan dulce como el glaseado y tan fuerte como un paro cardiaco. Una sonrisa de tus labios era tan mágica y tan escasa como un oasis en la mitad del desierto. Pero al mismo tiempo, una sonrisa tuya era tan falsa y quebrantable que generaba lastima, desalentadora y fúnebre me acobijaba en un sueño infrahumano, me adormilaba como si fuera un anestesico y paulatinamente me abducia en su macabra mueca.
Tus sonrisas arrolladoras me encantaban hasta que descubri su lado maquiavelico, asesino. Un arma de doble filo que me embruja y lastima incansablemente, un laberinto sin escapatoria, un tiempo perdido en el tiempo.
Tus sonrisas arrolladoras me encantaban hasta que descubri su lado maquiavelico, asesino. Un arma de doble filo que me embruja y lastima incansablemente, un laberinto sin escapatoria, un tiempo perdido en el tiempo.
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Escaparates de la luna