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Panico

Habia veneno en aquella sopa humeante, hirviente y espesa, o eso decia ella mientras la observaba con asco, con disgusto, no era lo que deseaba, nunca lo era. Nunca habia sido la sopa perfecta, la vida añorada, no, siempre habian habido luchas, parches y renovaciones en todas las situaciones para que fueran pasables. Pero, la sopa continuaba alli, trafuga, con toda su terrible y maquiavelica presencia devorando la cuchara, consumiendola como si fuera acido. Al parecer no habia esperanza, era desfallecer por el hambre en aquella pequeña e improvisada habitacion o suicidarse con aquel caldero de maldiciones. Todos se hallaban encontra de su presencia, su unico aliado era ella y la verdad absoluta y el poder de la palabra eran suyos, ella habia obtenido todos los privilegios en su lucha por la vida, ahora sencillamente no podia decaer derrepente.

La cuchara parecia fundirse en el liquido espeso mientras su mente supersticiosa imaginaba toda clase de aatrocidades, el silencio atroz e intangible la consolaban en su decisión absurda, ¿para que se tomaba tanto tiempo si de todas formas iba a morir? Era como decidir si ponerse tinte azul o rojo, de todas maneras se coloraria el cabello, era tinte, era muerte de colores. Intento mantener la compostura y buscar una salida más dulce, con un futuro o por lo menos un mañana sin convulsiones. Su mente inquietante y agotada por el uso constante, nervioso y angustiado de neuronas y el ataque desaforado de los nervios la consumian, le otorgaban ideas aterradoras. En el sitio donde se hallaba, el tiempo era indeleble y perfido, solo su mente podia mantener el tiempo que transcurria y eso lograba hacerla disvariar aun más. El llanto por fin la derrumbo e hizo que se desplomara, inesperadamente, tomo su mano y empezo a morderla, la mastico hasta que sintio el liquido caliente derramarse entre la comisura de sus labios, lo hizo durante un rato, hasta que creyo saciarse y sintio dolor. El panico invadio su rostro al ver su muñeca destrozada, queria sobrevivir, pero no consumiendose ella misma, el terror y la locura la manipulaban, su razon la habia abandonado hace mucho rato, se diria que ya no era ella. Empezo a reir esquizofrenicamente hasta que se sintio ahogada. Despedazó su cuerpo y se entrego a la soledad, bebio la sopa, y absorvio con dulzura el amoniaco que poseia, era un rico plato, un triste, maniaco y desolado final para una princesa de las ideas.

Ya era tarde, su cuerpo convulsionaba en el suelo, o más bien, lo que alguna vez habia sido carne cubierta de piel se encontraba tendido alli, esperando a que el sol entrara por el tragaluz del cuarto y terminara con lo poco que quedaba de algo que habia sido, para que pudriera y dejara escapar el olor espantoso en la mañana. Mientras el recuerdo renacia en la mente de un desconocido con una sonrisa triunfante. Habia logrado que se derrumbara y entregara su espiritu a su mente maligna y perversa.

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