Observaba el cielo y degustaba el dulce aroma a lavanda,
saboreaba con ternura el postre de moras que acompañaba el picnic
y me detenia a momentos para escuchar el palpitar de mi corazón,
la respiración constante y tambien el sonido relajante y profundo del aire en verano.
Respiraba y añoraba el mar en sus días de furia,
y aquel olor a sal tan inconfudible y pegajoso,
aquel ocaso frente al oceano en tonos distintos rodeada de unos brazos reconfortantes,
calidos, acogedores, perfectos.
Esa sensación tan rara que producia la arena al caminar por el borde de la playa,
y el candente sol que acompañaba los días.
Tambien se me viene a la memoria con la brisa fria, aquellos días en la montaña,
en donde escuchaba el cantar de las aves tricolores, el susurrar de los ecos fantasmales,
el cielo maravillosamente azulado y el aire puro,
el verde brillante de los pastizales,
y el arrullo de las mañanas coloridas.
De regreso a la realidad pienso en cuanto valen los sentidos unidos a los recuerdos y como cambian dia a dia y se pierden en el tiempo, como los dejamos pasar desapercibidos y nos olvidams de perfumes y texturas porque no vivimos el momento sino que observamos el futuro lejano. Mientras escribo denoto cada teclada de este teclado suave y compacto, incomparable con la pluma versatil, el aroma de la noche que arropa y a cuna al mundo tambien me acompaña y el murmullo del mañana me espera entre las sabanas de una acogedora y mullida cama.
saboreaba con ternura el postre de moras que acompañaba el picnic
y me detenia a momentos para escuchar el palpitar de mi corazón,
la respiración constante y tambien el sonido relajante y profundo del aire en verano.
Respiraba y añoraba el mar en sus días de furia,
y aquel olor a sal tan inconfudible y pegajoso,
aquel ocaso frente al oceano en tonos distintos rodeada de unos brazos reconfortantes,
calidos, acogedores, perfectos.
Esa sensación tan rara que producia la arena al caminar por el borde de la playa,
y el candente sol que acompañaba los días.
Tambien se me viene a la memoria con la brisa fria, aquellos días en la montaña,
en donde escuchaba el cantar de las aves tricolores, el susurrar de los ecos fantasmales,
el cielo maravillosamente azulado y el aire puro,
el verde brillante de los pastizales,
y el arrullo de las mañanas coloridas.
De regreso a la realidad pienso en cuanto valen los sentidos unidos a los recuerdos y como cambian dia a dia y se pierden en el tiempo, como los dejamos pasar desapercibidos y nos olvidams de perfumes y texturas porque no vivimos el momento sino que observamos el futuro lejano. Mientras escribo denoto cada teclada de este teclado suave y compacto, incomparable con la pluma versatil, el aroma de la noche que arropa y a cuna al mundo tambien me acompaña y el murmullo del mañana me espera entre las sabanas de una acogedora y mullida cama.
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