La niña solía decir: " deseo no estar allí cuando ellos mueran" -pensamientos extraños para un pequeño fruto de inocencia. Algunos días se despertaba con lagrimas en los ojos pensando que el otro día sería un martirio, que iria vestidita de negro con sus mocasines brillando por el betún, que entraria por aquella puerta con el replicar de campanas y se sentaria en esas largas bancas de la iglesia. Que quiza oiria uno que otro sermon sobre la vida, y otros tantos más sobre la muerte... Que poco a poco huiria, al ver los rostros de los presentes inhundados de melancolia y egoismo, que se hallaria en un velorio como ese, mientras el cadaver yacia en el centro del reciento, divagando entre el etér. Así, ella creía que cuando ese dia llegara huiria porque no tenia sentido permanecer allí, adorando la nada, invadiendo el alma con la tristeza y la mente con trivialidades, dejando cicatrizes demacradas con el tiempo...
Con los días los vestidos negros eran solo una formalidad, su presencia era ausente, su mente pensaba en recuerdos ajenos a ella, y su energia interferia con los omnipresentes. La idea nunca se borraria, aún con más intensidad y anhelo diria: "deseo no estar allí cuando ellos mueran"
Con los días los vestidos negros eran solo una formalidad, su presencia era ausente, su mente pensaba en recuerdos ajenos a ella, y su energia interferia con los omnipresentes. La idea nunca se borraria, aún con más intensidad y anhelo diria: "deseo no estar allí cuando ellos mueran"
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Escaparates de la luna