Ir al contenido principal

Caminata

Es un día de senderos, de cruzes bajo la luz del sol, respirando profundamente el aire, aquel olor a pasto que se filtra de los jardínes y se mezcla con el asfalto hirviente de la calle, aquel calor sofocante que encandila la piel con el leve roce del instante. Pasos van y vienen, y el bullicio de la gente sofocada por el tiempo llega a los oidos de un público espectador, de unos vigias que divisan desde sus balcones el ajetreo de la ciudad mientras saborean las últimas gotas de un café caliente, hipnotizados por el aroma hogareño de una cabaña, de los cafetales en la montaña y de la brisa del campo, de ese que se aleja en este momento del lugar.

Vuelve el ruido, y el silbido de los callejones se filtra en un eco fantasmagorico, interrumpido por los ladridos de una pelea entre un perro fortachón y un gato embustero. El parque se aglomerada rapidamente de niños embueltos en risas juguetonas, en conversaciones de un mundo ilusorio, un guitarrista ambulante toca una de esas sonatas que recuerda a tiempos viejos, a años perdidos en la nada. De repente una aglomeración de automoviles en el semaforo hace que todo se camufle en un bullicio estremecedor de bocinas asarozas, asi que una esquina más allá en un giro, aparecen los escaparates, aquellos atrayentes mundos a los cuales pertenecemos y aclamamos, los colores vibrantes de las telas, los opacos hechos de tierra trabajada, los maniquies envueltos en moda y el olor de un restaurante. Puertas de madera de esas antiguas se abren de par en par, unos músicos en vivo que añade a la sazón del chef el toque secreto para el paladar, un aguardiente, y un poco de ajiaco cierran bien el día. Interesante lo que hace la imaginación humana.

Comentarios

  1. Muy buena descripción de ese día. Ahí entra la mente de un escritor, lo que para otro sería un tumulto de gente y ruidos para ti es todo eso.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Me encantó.
    Y mira que si, hay muchos detalles en los que la gente no se fija, pero tú, describes todo, a la perfección.

    Sigue coleccionando esos escaparates de la luna, te mereces muchos.

    ResponderEliminar
  3. Un cuadro lleno de vida peculiar, de angulos diferentes desde los que mirar.

    ResponderEliminar
  4. Simplemente, la vida es una obra de arte...Y tu has sabido cómo enlazarlos con una hoja y un poco de tinta...Genial!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Escaparates de la luna

Entradas populares de este blog

100 COSAS PARA HACER ANTES DE QUE SE ACABE EL AÑO

Lo más probable es que haya sido por envidia o quizás solo fuese el simple placer de pensar en imposibilidades factibles, en cualquiera de los casos está es mi lista de 100 cosas que quiero hacer por lo pronto, espero se animen a hacer la suya: 1 .        Escribir un poema que me haga recordar algo que aún no sucede 2.        Regalarle un abrazo a un desconocido en una noche fría. 3.        Viajar a un lugar con cielo despejado 4.        Caminar sin rumbo unas cuantas horas 5.        Encontrar algo y empezar una colección de cosas perdidas 6.        Rodar colina abajo esquivando los árboles 7.        Hacer un picnic con mi hermana 8.        Preparar un pudín 9.        Darle ese pudín al hombre iguana proveniente de la lejana estrella 10.    Hacer Pan con nueces 11.    Retomar aquella novela que había comenzado hace un año 12.    Darle una sorpresa al hombre de la luna 13.    Preparar un postre con papá que aún no se haya inventado 14.    Salir a caminar c

Historias cortas con puntos suspensivos (Pequeña intromisión desde algún rincón de México)

Ilustración por  ben chen Caminaba por Patriotismo rodeada de olor a jengibre y embelesada con el hilarante tarareo de una canción de la que no podía recordar la letra. Miraba al cielo como quien aún cree en los sueños y anhela dormir en las nubes en plena noche de verano. Le gustaba llamarse así misma estrella y se narraba en silencio historias para conciliar el sueño. Cantaba en el metro Tasqueña de lunes a vi ernes con excepción del martes, día en el que se sentaba en lo más profundo de la estación de camarones a contar hombres con bigote. En el país sobraban personas, pero se carecía de soñadores, por eso sin falta cada martes los buscaba con ojo de costurera y los dibujaba uno a uno en el reverso de servilletas viejas.  Más una noche nadie la volvió a ver y tampoco les importo su ausencia, excepto a mí, quién en el fondo cree que salió volando y ahora nos dibuja acurrucada en el centro de uno de los cráteres de la luna. Para mi mejor amigo, a quién le gusta

Frente a las estrellas

¿Es esa mi alma? si, la que huye bajo el travesaño de la puerta temblorosa y gris mimetizandose con mis palabras. ¡Oh! será triste y quejumbroso su destino, no creo que la reconozcas mi azulejo de pecho rojizo, pues ha cambiado tanto que no la creo mía. ¿Me diras si se ha estancado en mi charco? o ¿La dejaras sin compañia?