Somos libres, entrelazamos aquellas manos desvaídas que serpentean entre las grietas del cuerpo, el cielo esta cansado de ver nuestros gritos desfallecer en la puerta de la iglesia. En algún tiempo el desespero fue nuestro guía, el silencio y la oscuridad nuestro aliado, hoy el arte toca nuestra puerta. Nunca se irán las manchas del pecado (quizás nunca deseemos dejarlas partir) Cada historia es más dulce, cada aventura es una locura más inesperada. Somos libres, nuestras manos nunca dejaran el cuerpo, el será nuestro guía, y el arte llevara nuestro espiritu.
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Escaparates de la luna