Hubo un libro que comenzó con el final de los días,
con el acabose de la esperanza, con una travesía que lastimaba cada hoja, que
le daba el fin ha cada nuevo comienzo que vislumbraba en el pie de esta. Hasta
que de pronto las letras se cruzaron con una esperanza, era una oportunidad, un
futuro incierto en donde todo podía fallar, donde se debían apostar todas las
fichas en la mesa, para poder perder o ganar. A la primera oportunidad se
lanzaron sin pensarlo, sin dudarlo, sin buscar una razón lógica para sus
acciones. Cada hoja anhelaba no perder esta
oportunidad fuera buena o mala, una corazonada de tinta se los hizo
pensar. Noche tras noche, día tras día, las letras se
tornaban cada vez más hermosas, su caligrafía era impecable. Con el pasar del tiempo, el libro fue creciendo,
fue aprendiendo de su autor, hasta que una mañana este tuvo que marchar. La historia no es la que acaba con las letras “Fin” sino con una pequeñísima parte de esta.
Ahora autor, puedes continuar escribiendo el resto de nuestros días.
Canitas
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