Eran sillas incomodas, eran ventanales aburridos, no fluia el aire en aquel lugar, no había más que el murmullo constante de un ser humano que profesaba palabras sin saber, lentamente adormecia a los presentes. Estaba lejos pero sentia su tedio, su absurdo anhelo de dejar todo y cambiar la forma de entender lo que de alguna aburrida forma le mostraban. Yo disfrutaba del sol que nos habia abandonado hace ya varios dias. El cielo relucía de hermosura, no era un aire totalmente puro pero era demasiado denso para procesarlo. Se solía vivir antes, decían mis abuelos, no les despojaban de sus tierras, no eramos parte del comercio, el dolor hoy es punzante algunos días, los horrores que se ven son innimaginables, nada es seguro, los pajaros ya no vuelven y mis ramas tienden a decrecer, mañana es un quién sabe, como siempre.