Camina lentamente por la acera, marcha con un cartel ensangrentado, baja por la samaria gira junto al lote desocupado un, dos, tres pasos en falso. Otro disparo Juan cae, más sangre, vuelve y toma el cartel tropieza, un grito lo aturde. María llora desconsolada frente al televisor de su "casa" mientras los medios censuran lo inevitable. La protesta se dispersa, el café sigue al mismo precio y Juan ha muerto sin ninguna primera página ni artículo en el diario. Nadie lo conoció no, María si, y ahora sola regresa a fregar los platos.
Tras el alféizar de la luna radiante....