Sientes el calor y el agua hirviendo, luego el olor dulce, cremoso y aceitoso de la almendra. Le toco ligeramente, solo un roce como para intentarlo, y se evapora de inmediato sin darme chance. Es el primer encuentro y no me satisface, necesito un poco más. Vuelvo y me acerco mientras una gota surca los desniveles de mi piel hasta descender estrepitosamente al piso. El aire me genera cosquillas, mientras dejo caer una porción considerada dentro, ahora si puedo sentir lo que el aroma me predicaba, es más dulce y hasta un poco... que digo mmm vainillado quizás. Mientras baja beligerante por mi garganta suelto un suspiro y me doy cuenta que eso era lo que necesitaba en este apacible día de verano.