Ese recuerdo lejano de la carne siendo arranca del cuerpo, de la mano sujetando unos cabellos que caen como serpientes a lo largo de la espalda, el tintineo iridiscente de una cadena que se choca contra unos pechos, un grito ahogado y dos frases suspendidas en un aroma cargado de sal y hormonas, y la sensación aterciopelada en la punta de los pies de querer irse más adentro buscando más de aquello que hace tanto no puede recordar.