¿Me pregunto a donde te has ido? Despierto una vez más y me pregunto ¿qué será de ti? ¿Estarás mejor? Aún no son si quiera las dos de la tarde. Parece que nada ha cambiado, todos seguimos aquí igual de jóvenes, igual de viejos. La única diferencia es que ahora tenemos el corazón más pequeño. Siempre fuiste demasiado inquieto, pero demasiado alegre para que te recordemos por siempre. Lograste ser una especie de Peter Pan, niño-joven en la eternidad. Te quiero primo, como siempre, quizás un poco más, allá, lejos, donde sea que tu alma esté destinada a descansar por siempre.
Tras el alféizar de la luna radiante....