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Deseos de domingo #21

A veces deseo ser una pequeña libélula danzando con el viento una coreografía invisible, y en noches de luna imagino como beso las nubes poco a poco hasta llenarme de algodón de estrellas. En las mañanas uso mi traje de seda bordeado con plumas de flamenco y llego volando hasta el trabajo y me poso en la pantalla de la computadora a dibujar un nuevo paisaje de azucenas.

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100 COSAS PARA HACER ANTES DE QUE SE ACABE EL AÑO

Lo más probable es que haya sido por envidia o quizás solo fuese el simple placer de pensar en imposibilidades factibles, en cualquiera de los casos está es mi lista de 100 cosas que quiero hacer por lo pronto, espero se animen a hacer la suya: 1 .        Escribir un poema que me haga recordar algo que aún no sucede 2.        Regalarle un abrazo a un desconocido en una noche fría. 3.        Viajar a un lugar con cielo despejado 4.        Caminar sin rumbo unas cuantas horas 5.        Encontrar algo y empezar una colección de cosas perdidas 6.        Rodar colina abajo esquivando los árboles 7.        Hacer un picnic con mi hermana 8.        Preparar un pudín 9.        Darle ese pudín al hombre iguana proveniente de la lejana estrella 10.    Hacer Pan con nueces 11.    Retomar aquella novela que había comenzado hace un año 12.    Darle una sorpresa al hombre de la luna 13.    Preparar un postre con papá que aún no se haya inventado 14.    Salir a caminar c

Historias cortas con puntos suspensivos (Pequeña intromisión desde algún rincón de México)

Ilustración por  ben chen Caminaba por Patriotismo rodeada de olor a jengibre y embelesada con el hilarante tarareo de una canción de la que no podía recordar la letra. Miraba al cielo como quien aún cree en los sueños y anhela dormir en las nubes en plena noche de verano. Le gustaba llamarse así misma estrella y se narraba en silencio historias para conciliar el sueño. Cantaba en el metro Tasqueña de lunes a vi ernes con excepción del martes, día en el que se sentaba en lo más profundo de la estación de camarones a contar hombres con bigote. En el país sobraban personas, pero se carecía de soñadores, por eso sin falta cada martes los buscaba con ojo de costurera y los dibujaba uno a uno en el reverso de servilletas viejas.  Más una noche nadie la volvió a ver y tampoco les importo su ausencia, excepto a mí, quién en el fondo cree que salió volando y ahora nos dibuja acurrucada en el centro de uno de los cráteres de la luna. Para mi mejor amigo, a quién le gusta

Frente a las estrellas

¿Es esa mi alma? si, la que huye bajo el travesaño de la puerta temblorosa y gris mimetizandose con mis palabras. ¡Oh! será triste y quejumbroso su destino, no creo que la reconozcas mi azulejo de pecho rojizo, pues ha cambiado tanto que no la creo mía. ¿Me diras si se ha estancado en mi charco? o ¿La dejaras sin compañia?