
Esta es una de esas noches en las que tomaría un tequila doble, o tal vez dos, en nombre del desconocido que no se halla en la habitación, a favor de la ausencia amarga como aquel limon que hace parte del plato, que recorre el pequeño apartamento ensombrecido por la noche e iluminado por la triste luna que hoy, como yo, lamenta tu ausencia, que te añora con el alma, y que tristemente sabe que aún la espera es larga, aunque mi mente desee negarlo algunas noches.
Ese tequla doble nos viene bien muchas noches pero claro, en compañia
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