Ilustración por ben chen
Caminaba por Patriotismo rodeada de olor a jengibre y embelesada con el hilarante tarareo de una canción de la que no podía recordar la letra. Miraba al cielo como quien aún cree en los sueños y anhela dormir en las nubes en plena noche de verano. Le gustaba llamarse así misma estrella y se narraba en silencio historias para conciliar el sueño. Cantaba en el metro Tasqueña de lunes a viernes con excepción del martes, día en el que se sentaba en lo más profundo de la estación de camarones a contar hombres con bigote. En el país sobraban personas, pero se carecía de soñadores, por eso sin falta cada martes los buscaba con ojo de costurera y los dibujaba uno a uno en el reverso de servilletas viejas.
Más una noche nadie la volvió a ver y tampoco les importo su ausencia, excepto a mí, quién en el fondo cree que salió volando y ahora nos dibuja acurrucada en el centro de uno de los cráteres de la luna.
Para mi mejor amigo,
a quién le gusta crear historias con puntos suspensivos.
ResponderEliminarDonde mejor que desde la luna, para dibujar soñadores?...
Hermoapequeña historia.
Me agrada que sientas la necesidad de escribir y que lo hagas cada vez mas y mejor.
Te abrazo, linda