Sentada en la cama recuerdo tu aroma a desierto. Tus manos desesperadas y ansiosas resolviendo el misterio de un cuerpo extranjero. Tu boca y tus ojos que se dejan seducir por mi infranqueable astucia felina. Tus sabanas azules, la luna colándose por la ventana y el gato voyeurista que observa a lo lejos.
Sentada en la cama recuerdo el calor de tu cuerpo a la madrugada, tu melancolía ancestral y mi mirada perdida en el océano que nos separa.
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Escaparates de la luna