Hay un momento en donde la sociedad no se define y la diferencia se vuelve delgada, en donde el entorno obliga a las personas a cuestionarse sobre su personalidad y hasta de su misma sexualidad, todo esto los inmisculle en un entorno que los encarcela, y les ofrece opciones limitadas, allí en donde la fuerza y los entornos privilegiados son la escapatoria a preguntas sin respuesta aparecen los homosexuales. Quizás, como una reacción a una sociedad vacia y putrefacta que se llena de tabúes y de reglas por romper, o un momento en el que se vuelve el furor de la moda o simplemente como una continuidad más abierta de la historia.
Así en una tarde corriente lo conoci, un individuo sin nombre, perdido en el anonimato de su existencia y oculto de si mismo, un ser humano con miedo de la sociedad, de la mente y de la soledad o la compañia. De la misma forma vino a mí dispuesto a preguntar y comentar todo aquello que el mundo no le permitia, me suplico que lo escuchase, nunca lo habia visto, pero siempre estuvo allí, solo en busca de alguien que lo liberara y que luego dejara de existir. Acepte y deje todo como un articulo simple, de alguien que quizás nunca existio.
En la noche fue al estudio, tomo sus palabras, las metio en una caja y empezo a palabrear preguntas interminables, rapidas, silenciosas, timidas y hasta desoladas. Se preguntaba por la vida, por los limites entre lo bueno y lo malo, y en algunas ocasiones por la gente. Nunca había mirado atrás hasta ese momento; siempre intento bloquear todo aquello que lo obligaba a tomar una posición y por eso se volvio la sombra de su familia y amigos, lloraba en las noches, olvidaba en el día. Soñaba con cajas vacías, con callejones y letras, con ideas sin dueño. Entro un viernes en un bar de aquellos, con exclusividad, y se imagino un romance; pensó en como sería su vida al lado de cual o que personaje, y se ilusiono de una manera extraña, quería amar y ser amado, pero pensarlo le dolía. Armo una cita un día cualquiera y se sentia diferente, como si una puerta se hubiese abierto ante sus ojos con un alakazam, salio como salimos nosotros cuando nos enamoramos, compro flores, recorrio restaurantes, hizo planes inolvidables pero un día, cuando las citas dejaron de ser citas y se volvieron algo serio decayo. Tomo sus cosas y se fue, lejos muy lejos de lo que lo rodeaba, volvio a la soledad y a las calles en penumbra, se entrego al alcohol y a la mala vida, esa que dura poco y pega fuerte.
Después de unos meses en esa situación empezó a sentirse mal, estuvo internado en una clinica casi dos semanas hasta que finalmente le diagnosticaron una enfermedad venerea. Nunca en la vida se sintio más solo y confundido que en ese instante, era un niño arrebatado del vientre de su madre. Allí nos encontramos y comenzamos conversaciones suaves, con temas lejanos a las enfermedades y a los problemas de la sociedad, le hable sobre las sorpresas de la vida, sobre el amor hacia las cosas y sobre los pequeños detalles que nos mantenian vivos. Poco a poco fue retomando la cordura, dejo de sentirse presionado y fue aceptando con el tiempo la enfermedad. Una noche me dijo que me amaba, le dije que eso era apresurado. El se negó a creerlo y le di una oportunidad. Las cosas fueron muy bien pero sentia que aún intentaba ocultarse bajo un telon que habia creado. Una mañana de marzo le dije que le presentaria nuevas personas.
Y por fin lo logré, entablo relacion con gente que sentia lo mismo, que anhelaba algo que no encontraba o que habia perdido, un dia se fue. No volvio al hospital y no volvi a saber de el, hasta unos años después. Había encontrado su amor en los deportes extremos y salía con un chico que le daba el apoyo que le faltaba para vivir. Cada uno borro el historial sobre otro, volvimos a ser dos desconocidos de los que teniamos un relato de naufragio, una historia de supervivencia. Es por ello que nunca le encontre nombre, es más creo que el nunca decidió ponerse uno.
Así en una tarde corriente lo conoci, un individuo sin nombre, perdido en el anonimato de su existencia y oculto de si mismo, un ser humano con miedo de la sociedad, de la mente y de la soledad o la compañia. De la misma forma vino a mí dispuesto a preguntar y comentar todo aquello que el mundo no le permitia, me suplico que lo escuchase, nunca lo habia visto, pero siempre estuvo allí, solo en busca de alguien que lo liberara y que luego dejara de existir. Acepte y deje todo como un articulo simple, de alguien que quizás nunca existio.
En la noche fue al estudio, tomo sus palabras, las metio en una caja y empezo a palabrear preguntas interminables, rapidas, silenciosas, timidas y hasta desoladas. Se preguntaba por la vida, por los limites entre lo bueno y lo malo, y en algunas ocasiones por la gente. Nunca había mirado atrás hasta ese momento; siempre intento bloquear todo aquello que lo obligaba a tomar una posición y por eso se volvio la sombra de su familia y amigos, lloraba en las noches, olvidaba en el día. Soñaba con cajas vacías, con callejones y letras, con ideas sin dueño. Entro un viernes en un bar de aquellos, con exclusividad, y se imagino un romance; pensó en como sería su vida al lado de cual o que personaje, y se ilusiono de una manera extraña, quería amar y ser amado, pero pensarlo le dolía. Armo una cita un día cualquiera y se sentia diferente, como si una puerta se hubiese abierto ante sus ojos con un alakazam, salio como salimos nosotros cuando nos enamoramos, compro flores, recorrio restaurantes, hizo planes inolvidables pero un día, cuando las citas dejaron de ser citas y se volvieron algo serio decayo. Tomo sus cosas y se fue, lejos muy lejos de lo que lo rodeaba, volvio a la soledad y a las calles en penumbra, se entrego al alcohol y a la mala vida, esa que dura poco y pega fuerte.
Después de unos meses en esa situación empezó a sentirse mal, estuvo internado en una clinica casi dos semanas hasta que finalmente le diagnosticaron una enfermedad venerea. Nunca en la vida se sintio más solo y confundido que en ese instante, era un niño arrebatado del vientre de su madre. Allí nos encontramos y comenzamos conversaciones suaves, con temas lejanos a las enfermedades y a los problemas de la sociedad, le hable sobre las sorpresas de la vida, sobre el amor hacia las cosas y sobre los pequeños detalles que nos mantenian vivos. Poco a poco fue retomando la cordura, dejo de sentirse presionado y fue aceptando con el tiempo la enfermedad. Una noche me dijo que me amaba, le dije que eso era apresurado. El se negó a creerlo y le di una oportunidad. Las cosas fueron muy bien pero sentia que aún intentaba ocultarse bajo un telon que habia creado. Una mañana de marzo le dije que le presentaria nuevas personas.
Y por fin lo logré, entablo relacion con gente que sentia lo mismo, que anhelaba algo que no encontraba o que habia perdido, un dia se fue. No volvio al hospital y no volvi a saber de el, hasta unos años después. Había encontrado su amor en los deportes extremos y salía con un chico que le daba el apoyo que le faltaba para vivir. Cada uno borro el historial sobre otro, volvimos a ser dos desconocidos de los que teniamos un relato de naufragio, una historia de supervivencia. Es por ello que nunca le encontre nombre, es más creo que el nunca decidió ponerse uno.
http://www.soydg.com/blog/img/2011/10/FredEerdekens-590x230.jpg |
Comentarios
Publicar un comentario
Escaparates de la luna