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El barril de fondo estancante

Hay días en que el alma del ser humano se estanca en el pasado, en que  busca en lo más profundo de sus recuerdos un anhelo que no llegó a ser realizado, hallando en los pasillos de un edificio en ruinas lo que un día fue vida, habitando en el limbo junto a fantasmas conocidos.

 ¿ Los sueños son recuerdos? se preguntaba un hombre en un día lluvioso mientras observaba como decaian cuesta abajo las gotas del recuerdo. Como si de notas musciales se tratase, componia con su mente divagante un rompecraneos sin una solución aparente, en algunos momentos al caer la tarde, sentia el deseo de descubrir una sensación nueva que le reviviera el presente y quizá, solo quizá el futuro. Las gaviotas en los embarcaderos perdieron su encanto, los campos de trigo ondeantes al viento murieron en una sequia, los eclipses solares fueron historia a diario, los besos se volvieron monotonos, los sueños.... ¿los sueños? se volvieron objeto del pasado, como todo. Cada roce, cada aroma, cada sonido y cada paisaje colisionaron en una pantalla con films anteriores, de un momento especifico en su vida, repetido eternamente. Un teatro compuesto por una sola escena, dos actores principales: la vida y la muerte, acompañados de su influyente director: el tiempo.

Hay días en que los seres humanos olvidamos que debemos caminar hacia el futuro, y que el pasado cada milesima de segundo se pierde en el horizonte, el tiempo corre, la vida vuela, los sueños perecen al amanecer y el cielo se suicida a diariol.... ¿Los sueños? existen como el escape hacia el infinito cercano, bebiendo del presente bello y siniestro.

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