De repente llegó el aroma a fármacos y el olor nauseabundo de la enfermedad apareció atropellandonos con todas sus fuerzas. Estabamos en el hospital, despues de largas horas de espera recuperandonos de un accidente que pudo costarnos la vida. Las jeringas cubrian todo el cuerpo de la pequeña niña que se encontraba frente a mi, al parecer estaba sola, nadia la había visitado durante los 2 días que llevabamos ocupando aquellas camillas insulsas y frías. Matt aún no recuperaba el conocimiento - era bastante preocupante- Mientras tanto la gente se arremolinaba fuera del hospital tratando de entrar al lugar y a la habitación donde nos habían ubicado, nos rodeaban tal cantidad de ramos y regalos con notas de aliento que generaban cierto alivio en mi alma. Mi pierna estaba fracturada en 3 puntos criticos, me habian puesto una placa de metal y unos cuantos clavos en la región del femur haciendome un reemplazo práctico. A mi llegada me habian suministrado alrededor de 15 bolsas de sangre, ya que la bolsa de aire del automovil habia fallado y me habia roto la vena femoral al instante. Matt habia llevado la peor parte de todo eso, se habia fracturado la costilla y está, intentaba incrustarsele en su pulmón derecho con toda la fuerza y astucia que su cuerpo poseía, dejandolo en un intento decoma, como si se hallara semi-muerto.
Los medicos iban y venian por el largo pasillo sin cesar: entraban, nos chequeaban y luego seguian su camino. Teniamos habitaciones inmensas o bueno, las más grandes que habian en el hospital de aquel pueblecillo en la mitad de la nada, todo por un cantante de rock con su baterista, siempre relacionados con extravagancias.
Pasaron las semanas con una velocidad sorprendente, podría decirse que hasta fue sobrenatural la manera con que nos recuperamos. Con los días volvimos a las carreteras y a los inmensos teatros de los angeles. Conciertos, anuncios y publicidad llovian de todos los medios. Lo único que quedaría por lamentar era la vida de aquella niña y el destino que ahora se encontraba en mis manos. Soy Jhon Randalfton y está es la historia del lado oscuro que acarreaba la fama, la gloria y la vida más allá de la muerte.
Quizá continuara...
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Escaparates de la luna