Manchadas las manos de sangre,
la amante pone rosas carmín
sobre su pecho.
El ser amado yace en el suelo
hecho poesía,
de versos perfectos y estrofas
rítmicas,
pero ¡ah! que muerta
la lengua que lo narra.
Cruel ha de ser el poeta
que ubico a los amantes en aquel
escenario.
Ahora, no hay más que esperanza
flotando sobre aquel charco rojizo.
Poesía será el féretro,
arte su transmutación a otra vida.
la amante pone rosas carmín
sobre su pecho.
El ser amado yace en el suelo
hecho poesía,
de versos perfectos y estrofas
rítmicas,
pero ¡ah! que muerta
la lengua que lo narra.
Cruel ha de ser el poeta
que ubico a los amantes en aquel
escenario.
Ahora, no hay más que esperanza
flotando sobre aquel charco rojizo.
Poesía será el féretro,
arte su transmutación a otra vida.
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Escaparates de la luna