Quizás es un poco de todo: la falta de aire, espacio o sueños inacabados. Quizás es una necesidad de libertad que te acosa hasta las más íntimas pesadillas. Es el olor de la carne relamiéndose en vidas alternas, en situaciones paralelas que acechan gritando tu nombre. ¿Será cierto? ¿Estaremos destinados a perseguir metas imposibles? ¿Será que solo vemos, sentimos, escuchamos y olemos lo necesario para sobrevivir? El caos es una manera estética y artística de despertar aquello que guardamos y dejamos anestesiado en la comodidad de nuestro cerebro. Es el clic que permite encender las luces, poner la música y empezar a bailar en los bordes de la cordura ¿No es la tecnología la perfecta distracción para alejarnos del camino de la duda, la curiosidad y el arte? ¿Seremos esclavos eternamente? Me doy un tiempo de sentir lo mal que he tratado a mi cuerpo en los últimos meses: las comidas en exceso y a deshoras, las desveladas, los cabilamientos circulares que no hacen más que fomentar el e
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Escaparates de la luna