Siento aún su cuerpo
agitado y tembloroso,
meciendose sobre mis brazos.
Llora, con sus pequeños pulmones
como un gigante enfurecido,
negandose al llamado de morfeo.
Mi corazón está enloquecido
por no poderlo calmar
y angustiado busca tranquilizarse
por medio de los arrullos.
De repente sonríe
y el mundo se vuelve
una manta de lana
calientita.
agitado y tembloroso,
meciendose sobre mis brazos.
Llora, con sus pequeños pulmones
como un gigante enfurecido,
negandose al llamado de morfeo.
Mi corazón está enloquecido
por no poderlo calmar
y angustiado busca tranquilizarse
por medio de los arrullos.
De repente sonríe
y el mundo se vuelve
una manta de lana
calientita.
Me encanta. Me recuerda el llanto de mi primer hijo.
ResponderEliminarMe sentía exactamente así...
Besos